24 diciembre 2015

Pescallunes

Cuenta la leyenda que un día, un joven de Torelló que volvía de camino al pueblo, se quedó maravillado al ver el reflejo de la luna llena en el río. "Tal vez podría hacerme con ella, ahora que no me ve nadie" Así que corrió al molino a por un cubo lo suficientemente grande en el que poder atraparla. Al volver, la luna seguía perfectamente dibujada sobre las plácidas aguas. El muchacho, se fue sumergiendo con calma, muy poco a poco, con aquel cubo enorme. Colocó el cubo debajo del reflejo y cuando el agua volvió a quedarse completamente quieta, tiró del cubo con fuerza, pero la luna se escapaba escurridiza a pesar de seguir luciendo nítidamente en el espejo del agua. Eso, una y otra vez, con la misma voluntad que ilusión, hasta que alguien le gritó desde el camino: "Eh! Pescallunes! No seas bobo, déjate de fantasías y vete a trabajar al molino" El chico, avergonzado, con el cubo y sin la luna, desapareció a todo correr. Desde ese día, se conoce a los vecinos de Torelló con el apelativo de Pescallunes: persona que se ilusiona, tiene sueños y mucha voluntad para hacer que se cumplan.

Dos visitas al estudio de Ana Muller y un retrato apoyada en el trípode de su padre, Gijón, un primer premio de fotografía amateur, Lisboa, ganar la quiniela de los Goya, la sonrisa de Alan, un microrrelato, una mediamaratón, Chema Madoz, una caja de puros con hechuras de ukelele o viceversa, las visitas desde Sevilla y viceversa, un ensayo abierto en una escuela de música, un catálogo de Chaparruchas, una acreditación para Photoespaña, una senadora sorda, Madrid, fotos, fotos, Madrid, la campaneta del meu cor bategant a La Mala, un arcoiris en Pralabá...

Mención especial a mis compañeros del cole que llevan semanas tramando para mi y se merecen un post aparte, aún me estoy recuperando. Gracias a mi aMiga Marta Robles por facilitarme la versión inédita de Bombón de Chocolate (MalaSangre) en tiempo record. A Bruno y Samuel, porque a veces es bueno que los niños nos enseñen desobediencia. A Hugo y Guille, Lilith, Artemisa y Clara que se han demostrado a sí mismos el poder que tienen (nosotros? Pero si sólo somos niños?). Sólo niños... :-)

Gracias a todos por llenarme la luna tantas veces a lo largo de este año.
Gracias a la luna por meterse en mi cubo y no querer salir.

18 diciembre 2013

¿De día o de noche?

"Anoche soñé contigo. De pronto me di cuenta de que llevabas puesto un polo y supe que era un sueño" mi hermana Ariuca. O en subtítulos de Mr. Cobb: "Los sueños parecen reales cuando estamos en ellos. Sólo al despertar nos damos cuenta de que había algo extraño".

La última vez que me desperté en un estado de desorientación total, estaba boca abajo sobre la cama con la camiseta no se sabe si a medias de poner o de quitar, si preparándome para ir al trabajo o celebrando que acababa de llegar a casa. En ese estado, una puede tardar mucho más en resolver sus coordenadas espaciotemporales que en incorporarse, por lo que empezará a deambular sin rumbo por la casa con una manga colgandera, buscando un reloj que conteste la pregunta que va rebotando de lóbulo a lóbulo del cerebro: ¿de día o de noche? ¿de día o de noche?... El reloj decía que eran las 7, pero ni eso, ni la cantidad de luz procedente de la ventana, permitían despejar la incógnita: ¡¡¡¿¿¿de día o de noche????!!!

He empezado a plantearme si esa pregunta no ocultará otra con más enjundia: ¿sueño o realidad? No es una dicotomía. Más bien un continuo impregnado de una cantidad creciente de conciencia, por el que atraviesa un cable enclenque sobre el que vamos haciendo equilibrismos. Sentémonos sólo un segundo, una vez más, en clase de Psicología de la Cognición: "El trabajo de la conciencia es etiquetar: los recuerdos como recuerdos, las percepciones como percepciones, las fantasías como fantasías... Un mal etiquetado de las cogniciones es la mejor definición que puedo daros de locura" el maestro, Ángel Rivière ¿No es genial cuando una  palabra parece estar gritándote su significado como si hasta entonces lo hubiera llevado oculto como un secreto? La capacidad para mantener el equilibrio sobre esa cuerda que separa la realidad y la ficción se llama, lógicamente, cordura.

Con el tiempo, y de una forma muy marcada en los últimos meses, se me ha tensado tanto la cuerda que temo que se rompa definitivamente. ¿Qué pasa si los sueños son cada vez más lúcidos y la realidad cada vez más confusa? ¿Si mientras voy al trabajo por la mañana recuerdo con precisión los colores de un espejismo en el que no estoy trabajando, que me hice un corte chungo que ya no tengo y que fui a urgencias? ¿Si recuerdo la cara de la señora que estaba a mi lado en una sala de espera que no he pisado jamás y la voz de un médico que nunca me ha atendido? ¿Y si me acuerdo de que sólo un segundo después, yo formaba parte de un jurado en un certamen de fotografía? Mientras empujo la puerta de salida del metro, que por cierto deben de estar hechas de titanio, recuerdo cómo era la foto que iba a votar... ¡recuerdo con detalle una foto que no existe! ¡Maldita memoria para los detalles! Si recuerdo haber hecho todo eso anoche ¿cómo no voy a estar ya cansada antes de las nueve de la mañana? ¿Qué diferencia hay entre vivir una experiencia y soñarla con todo lujo de detalles? La realidad tampoco ayuda, no sé ni por dónde empezar: peluches carentes de artilugios mecánicos que saltan por propia iniciativa (dos veces); ¿quién es la mejor? ¡pues está despedida!; cucharas con sombra de tenedor; que el suelo hable; participar en un rodaje inspirado en una pesadilla basada en tus hechos reales (teleoperadores con la soga al cuello... sí...me suena...); tener calor en invierno y frío en verano; tiempos de exposición que hacen desaparecer personas o dibujan la trayectoria de una estrella aparentemente inmóvil; planchas que te dejan el pelo lacio ¡lacio! ¿mi pelo?; luces atrapadas en espejos que se proyectan al infinito; clases de catalán castizo en un antiguo hospital rehabilitado en el corazón de Chamberí con compañeras octogenarias que te parlan in english y que de pequeñas se vacunaban allí; que la página web de la Agencia Estatal de Meteorología pronostique pleno sol a medianoche; etcétera, etcétera, etcétera. Si cuando escuchas el mar casi siempre se trata de la retransmisión de una caracola... ¿no es más real ese mar para ti que en el que te bañas tan de vez en cuando?... En definitiva, ¿cuál es tu realidad y cuáles tus sueños?

Pensé que antes de que la confusión se apoderara de mi mente por completo, debía encontrar una señal que me ayudara a contestar esa pregunta, algo que me hiciera la función de esa pequeña peonza metálica de Cobb. Debía ser algo que pudiera tener disponible nada más abrir los ojos, que fuera siempre visible desde mi cama... Y lo encontré: ¡la luz verde parpadeante de la Torre Espacio! Esa noche me acosté tranquila, como el que se acuesta con un as en la manga del pijama. Soñé que había salido a correr y al volver a casa, me abría una mujer vestida de época. Parecía una criada. Yo tampoco era yo exactamente, tendría unos diez años. Aún soñando, era consciente de que todo aquello era una versión de otro sueño que tuve de pequeña en el que me iba a patinar y al regresar, en mi casa vivía otra familia. La criada volvía a cerrar mi puerta y yo me iba a la calle muy alterada pensando que la culpa era mía por correr dando vueltas al Parque Norte en sentido contrario a las agujas del reloj. "¿A quién se le ocurre correr hacia atrás? A ver cómo salgo ahora del pasado..." Luego me paraba delante de un semáforo en verde y esperaba mucho rato hasta que la luz empezaba a ponerse intermitente. Una luz verde intermitente... "Será que voy a despertarme y noto el reflejo de la luz". La luz de una torre que es una brújula, un faro para volver a la realidad. Entonces me desperté y busqué la Torre Espacio. Pero no estaba. Porque los que tenemos buena memoria para los detalles solemos olvidarnos de lo fundamental, y es que muchas noches, a esa hora confusa en que no sabes si es muy tarde o muy temprano, si es de día o es de noche, no existen las Cuatro Torres, ni la luz verde parpadeando. Sólo la confusión y la niebla.

10 agosto 2013

Sueños son


Si Ladycaña estuviera de guardia esta noche, escribiría este cuento contra el insomnio:
"Érase una vez, un país muy cercano habitado por dos tipos de personas: los que vivían y los que soñaban. Ocurría que, muy raras veces, la vida se parecía a los sueños y aunque fueran sueños inoportunos e inapropiados, los que soñaban se alegraban de sentir que no estaban equivocados. Luego recordaban que, si soñaban en vez de vivir, era porque sabían que no hay sueño más frágil que el que trata de hacerse realidad. Pero es bonito cuando los que viven creen que están soñando y  los que sueñan piensan que están viviendo "

Había diseñado aquel sueño minuciosamente. Según estudió en la universidad, para que un sueño inmejorable no se terminara, debía ser circular, así que colocó un abrazo al principio y otro al final. Además, sabía que para que una circunferencia de un perímetro de ocho meses fuera una estructura arquitectónicamente sólida no podía estar hueca, y la rellenó con una espiral en la que, tras completar cada vuelta, el sueño se tocaba así mismo dentro de otro abrazo. De este modo, aquel sueño inmejorable había conseguido parecerse mucho a un cuento lleno de ventajas, porque al llegar al final no se acababa sino que se caía por un agujero (jjjhhhhhgggguuuuuu) y el sueño reaparecía en mitad del sueño. Con la seguridad del que cree tenerlo todo bajo control, cerró los ojos y se abrazó a aquella felicidad geométrica hasta que una idea furtiva, procedente de no se sabe que oscuro rincón de la conciencia, le recordó que no estaba soñando y se despertó. Quiso ignorar aquel pensamiento estúpido y volver a ese abrazo o a cualquiera de los anteriores, pero cuánto más lo intentaba más se despertaba. Aquella espiral sólida y apacible era de pronto un remolino que se alejaba rápida y violentamente de su memoria. Estaba a punto de desaparecer, cuando consiguió atrapar con la mano el último abrazo y desde ahí, tirando de cada día de ese sueño, minuto a minuto, devanar cuidadosamente una madeja que pudiera poner a salvo del olvido.

31 diciembre 2012

A través del espejo

... y lo que Alicia encontró allí

"Ahora, si me prestas atención, te contaré todas mis ideas sobre la casa del espejo. Primero, ahí está el cuarto que se ve al otro lado del espejo y que es completamente igual a nuestro salón, sólo que con todas las cosas dispuestas a la inversa... todas menos la parte que está justo del otro lado de la chimenea. ¡Ay, cómo me gustaría ver ese rincón! Tengo tantas ganas de saber si también ahí encienden el fuego en el invierno... en realidad nosotros desde aquí, nunca podremos saberlo, salvo cuando nuestro fuego empieza a humear, porque entonces también sale humo del otro lado, en el otro cuarto.... pero eso puede ser sólo un engaño para hacernos creer que también ellos tienen un fuego encendido ahí. Bueno, en todo caso, sus libros se parecen a los nuestros, pero tienen las palabras escritas al revés: y eso lo sé porque una vez levanté uno de los nuestros al espejo y entonces los del otro cuarto mostraron uno de los suyos.

(...) Juguemos a que existe alguna manera de atravesar el espejo; juguemos a que el cristal se hace blando como si fuera una gasa de forma que pudiéramos traspasarlo. ¡Pero cómo! ¡Si parece que se está empañando ahora mismo y convirtiéndose en una especie de niebla!! ¡Apuesto a que ahora me sería muy fácil atravesarlo!. Mientras decía esto, Alicia se encontró con que estaba encaramada sobre la repisa de la chimenea, aunque no podía acordarse de cómo había llegado ahí. Y en efecto, el cristal del espejo se estaba disolviendo, deshaciéndose entre las manos de Alicia, como si fuera una bruma plateada y brillante.

Un instante más y Alicia había pasado a través del cristal y saltaba con ligereza dentro del cuarto del espejo."

Lewis Carroll



31 enero 2012

Avatares contra Platón

"Dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos" Ensayo sobre la ceguera. José Saramago.

Soy más guapa que ella. Lo imaginario siempre es más perfecto. Fui la imagen de una colonia que comercializó Zara hace 10 años. De los cinco prototipos de chica Inditex de Don Amancio, fui la única a la que permitieron tener el pelo ondulado y despeinarse la coleta. Me consta que Gabuto no tardó en comunicarle hasta qué punto detesta los dibujos de Jordi Labanda, tan odiosamente perfectos. Por suerte para su amiga, Gabuto sabe de muchas de sus muchas imperfecciones. Según ella, me escogió porque tengo la inconfundible expresión de alguien que está tramando una misión. Bueno, sería por eso y porque yo soy más guapa.


Ya decía Platón que la idea, la esencia, el mundo inteligible, ése que es el único que existe realmente, es inalcanzable, y que la realidad no es más que un reflejo de todo eso. Esos reflejos de realidad nos gustan más o menos en la medida en que sentimos que se identifican con ese algo que no sabemos dónde está, ni cómo se llama, pero que es lo que realmente somos. Cada día se nos reflejan un sin fin de realidades. Muchas pasan tan lejos de esa parte nuestra que ni nos enteramos. Otras se nos oponen diametralmente, se quedan mirándonos de frente sin que podamos ignorarlas y aunque respetan la distancia, se burlan de nosotros, sacándonos la lengua, sacándonos de quicio. Algunas se nos acercan de puntillas. Van recorriendo muy despacio un camino que parecen conocer. Se dejan examinar con miedo a ser descartadas de un manotazo en cuanto nos disguste el color que adopta su luz en un determinado punto. Si las dejamos llegar hasta el final, acabarán acurrucándose al abrigo de lo que no sabemos dónde está, pero ellas sí, y será muy dificil que se muevan ya de ahí. Y muy rara vez, se nos cruza algo que nos enamora a primera vista. Con la precisión de un misil disparado vía satélite, se nos clava tan profundamente en la esencia que lo confundimos con nosotros mismos y creemos que nos pertenece. Si eras de los que confiaba en Platón, sientes unas ganas incontrolables de ir a ponerle una reclamación: "¡Oiga! Un misil acaba de impactar contra mi esencia inalcanzable ¿me lo explica?" Más tarde o más temprano, pero en cualquier caso antes de encontrar a Platón, te das cuenta de que si no fuera por el sin fin de cosas que toleras, te gustan, te disgustan, te estremecen, te exasperan, te obsesionan, te conmueven, te irritan, te enloquecen, te repugnan, te apasionan... no serías más que un avatar desinformado de cómo ser tú.

22 diciembre 2011

Selección automágica

Suerte. Coincidencia. Casualidad...

Hay muchas formas de referirse a los hallazgos afortunados. Cuanto más insólito e impredecible, más improbable. Y justo en el punto en el que lo improbable se vuelve imposible, la suerte se convierte en magia.



Hay pequeñas pedreas de buena suerte salpicando lo cotidiano: que suene esa canción mientras comes bombones en el coche de unas amigas, un autobús de la EMT para ti solita durante todo un trayecto, disfrutar de un concierto privado en el metro desde la platea de escalones vacíos que separa a los autómatas que suben de los que bajan...


A veces, aciertas el número y la serie y cuando tu amiga te subvenciona un fin de semana en Málaga, viene un libro de poesía liberado de Bookcrossing a recibirte a la estación. O haces caso a las señales que te sugieren que un concierto en la playa no es algo que debas perderte y, de paso, descubres un paraíso nuevo y gente encantadora. O te invitan al más grande espectáculo después del Big Bang y ya no puedes volver a oir Mezzogiorno sin ver a las Romanskis saltando y cantando con más entusiasmo que cualquiera de los veroneses de alrededor.

Otras veces, la gente se cansa de esperar que su suerte cambie, se pone manos a la obra y otro mundo es posible. No es la primera vez que una multitud lucha por hacerse oír agitando las manos al aire en Sol, pero nunca un aplauso mudo había sido tan ensordecedor. Ni siquiera alguien que ya se hubiera infiltrado antes podría soñar con una deriva tan masiva, tan sincronizada y tan inesperada a la vez. Ni tan llena de significado.

Hay días raros en los que pareces haber comprado cartones para todas las rifas frikis del planeta. Hoy te ha tocado decir “sí quiero” al extraño diamante que te ofrece el fontanero con la rodilla hincada en el suelo. Mañana, contemplar como un típico ciudadano sanblasero, de ésos que vivieron intensamente los 80s, entra en la oficina a interesarse por el estado de su solicitud en compañía de un mono de peluche que se gira amenazante hacia el policía, examina con interés la instancia y asiente a los comentarios del dueño del brazo que tiene dentro. El ciudadano, pertrechado tras unas gafas de sol, finge no llevar un primate colgado en bandolera. El muñeco finge ser un mono que finge ser una persona. Un señor que espera su compulsa finge que aquello no está pasando. Ninguno de los allí presentes cree que vaya a tener una ocasión mejor para afirmar tajantemente: "Ahora sí que lo he visto todo". Hasta que se te acerca Gandalf en los jardines de Sabatini una tarde de domingo, te invita a tomar un té en su casa y charláis silenciosamente sobre lo que tú llamarías serendipia y él "selección automágica". Te marchas antes de que Aragorn termine de hacer la cena y te prometes no afirmar tajantemente nada, nunca más.


Y haces bien porque muy de vez en cuando, ocurre que estás en el descanso de por la mañana y ves como la vida (¡sí, sí, la vida en persona!) pasa el control de seguridad y entra a pagarle a alguien los cafés que le debía. Suele perdonarnos casi todo a cambio de un café pero estaba bastante dolida con la vida, así que tuvo que currárselo un poco más. Aceptó sus disculpas cuando le prometió que le daría el doble de lo que pidiera y las ví irse juntas por el parque repicando los tacones con fuerza. Luego me bajé de la calabaza, tiré el palo a la papelera y volví al trabajo.


No sé cuánto hay de suerte y de magia en todo esto, pero ya es casualidad que siempre que ocurren estas cosas haya una canción cerca.
 
Y si no habéis tenido suerte hoy, que no os falten ni la salud ni un cd.

26 junio 2011

Vestida de nit

Se puede soñar todo el año con el momento de que lleguen las vacaciones o llamar vacaciones a ese momento que nos hará soñar todo el año.

Los músicos sobre el mar. El patio de butacas sobre la arena. Gente que asiste al espectáculo desde los balcones de sus casas y desde pequeñas embarcaciones varadas a ambos lados del escenario. Una sirena que, gracias a que la magia existe, ha conseguido que se le concedan las piernas sin tener que renunciar a la voz. Una melodía que compuso su padre para una letra que escribió su madre. Otra magia, la de la tecnología, permite repetir todas las veces que queramos un momento que desgraciadamente, ya nunca más se repetirá. Y sin embargo, exactamente dentro de una semana además del mar, la música, la arena, los balcones, las barcas, el público y la sirena, el papa volverá a estar allí. Y alguien con la ilusión de poder llevarse un poco de esa magia en la maleta.

Que me perdonen los publicistas, El Bulli, Dalí, Gala y la luz de Cadaqués. De tots els motius per triar la Costa Brava, aquest és el meu.



Mediterràniament.

Fins aviat!