31 marzo 2007

Muy pequeñita

Así es como te sientes cuando vas a un banco a preguntar por una hipoteca y la subdirectora de la oficina pone sus mechas rubias a tu disposición. En realidad, sabes que no tienes posibilidades. El único motivo por el que has ido es porque ellos te han mandado una carta ofreciéndote un crédito con unas condiciones inmejorables, porque si tienes entre 18 y 35 años, tu sueño de tener tu propia vivienda es también el suyo.

La subdirectora se alegra mucho de verte hasta que le dices lo que cobras y se le empiezan a abrir los ojos como platos. Y piensa tan fuerte, que puedes oírla ("Otra mileurista") y te dice que no puede ser. Tú ya ibas preparada para esto:

- Perdona, pero es que tengo aquí domiciliada la nómina. Sabéis lo que cobro mejor que yo, si no va a poder ser ¿por qué (c***) me mandáis la carta?
- Es que no miramos la nómina.
- Pues a mí esto no me lo hagáis - le dices tú muy digna - que estoy muy sensible con este tema.

Y entonces ella piensa ("Además de mileurista, sensiblera") otra vez tan fuerte que se la oye perfectamente. Vé el campo abierto por el terreno de lo personal y se te tira directa al talón de Aquiles:

- Además, ¡y yo qué sé si tienes un novio con un sueldazo...!
- ¡Me cago en... ! (Tranquila, respira, no la ahogues que aquí hay cámaras de seguridad...)

Ahí te ha machacado la bruja esa, no sabes qué hechizo ha empleado que empiezas a hacerte pequeñita, pequeñita... Debe estar relacionado con su tinte, porque tu tamaño es inversamente proporcional al número de mechas que lleva ella, y son tantas que para bajarte de la silla casi tienes que hacer un triple salto mortal. Te vas tirando de tu enorme bolso con todas tus fuerzas hasta la puerta y logras escapar aprovechando la entrada de una señora que casi te pisa.

Afortunadamente, tú también eres bruja (aunque de otra clase) y conoces el conjuro que te devolverá a tu tamaño original: actividades culturales gratuitas. Siempre hay algún amigo que después de aguantar estoicamente tu cabreo te ayuda a mantener el equilibrio sobre un bolardo para ver esa danza callejera tan conceptual de la Noche de los Teatros. Y así, por arte de magia, has pasado a ser la más alta de la plaza de Chueca.

Pero al bajarte del bolardo, crees que aún te faltan unos centímetros y le pides a tu amigo que te cuele al día siguiente en el concierto de Lole Montoya (¡qué arte!). Estando allí te encuentras al profe culé del instituto que cuando ganaba su equipo daba la clase con la bufanda del Barça puesta y sentado estilo indio sobre la mesa. Él también está intentando recuperar su estatura, hace una eternidad que no le ves, así que os dais un abrazo de cuando de verdad te alegras de ver a alguien, sabe igual que tú que ésos ayudan a crecer. Alguno más te han dado últimamente, así que lo mismo has pegado un estirón.

Y hazte la coleta bien arriba que pareces más alta. No hay que estudiar psicología para saber que la autoestima y la altura de la coleta correlacionan directamente. Has recuperado tu tamaño, a pesar de la lluvia que también encoge.

De todas formas, tendrás que pedirle a una bruja de mechas su fórmula mágica. Ya que no puedes comprarte un piso de tu tamaño, siempre podrás hacerte del tamaño de tu piso.

21 marzo 2007

Marzo: Talula "Diosa del Totem"

Talula es, indiscutiblemente, un as en juegos imposibles. Sus neuronas, sometidas a sesiones intensivas de centrifugado, están más que acostumbradas a hacer las sinapsis derrapando. Con ese entrenamiento de ventaja, se divierte exprimiendo con sus cartas los cerebros de sus amigos hasta dejarlos sin neurotransmisores suficientes como para realizar los procesos psicológicos más básicos con un mínimo de dignidad humana (después de una partida a su juego favorito dudas de que tu sistema nervioso vuelva a coordinar lo suficiente como para que la cuchara acierte con tu boca a la primera).

Y es que a veces, lo que ocurre en esa cabecita es todo un misterio. Vamos que si yo fuera guionista de cine ya estaría trabajando en un remake de "Cómo ser John Malkovich" en la mente de Talula. Porque si alguien con una cara de profunda concentración te dijera de repente "¡RAEUGAZGIZ!", ¿qué pensarías tú que ha podido pasar por su cabeza?
Con ese carisma, cuando nos macroconvoca a una sesión continua de cine a un euro un martes por la tarde, los demás decimos que sí sin dudarlo, aunque intuyamos que nos falta cumplir al menos 30 años más para beneficiarnos de esa ganga. Anane: ¡Contigo al fin del mundo! Eso incluye tu próximo destino, nunca pensé que lo de buscar trabajo desesperadamente iba tan en serio como para hacerlo a más de 1000 kilómetros de distancia.

Ella dice que estas situaciones tan divertidas se deben a desafortunados errores gramaticales; yo, que una mente tan creativa tiene derecho a interpretar la realidad como le venga en gana.
No nos echarás de menos porque ¡¡¡vamos a quemar el messenger!!!

¡Felicidades guapa!

08 marzo 2007

Hijas de Eva, descendientes de Lilith

El mejor motivo para celebrar el Día Internacional de la Mujer este año, es que no tengo que hacerlo por obligación en una manifestación donde se corean cosas espeluznantes contra los genitales masculinos. Así que rescato del evento este dibujito de Mariano que era el emblema de mi departamento, mi lema "Todas las mujeres con todos los derechos", las chapas y lo de quemar la Conferencia Episcopal por machista y patriarcal.

Mi reivindicación va directamente dirigida a erradicar un micromachismo perpetrado a diario por el viajero XY del suburbano (puede resultar frívolo pero a mí me exaspera): "A ver si te enteras. Aunque yo sea una chica y abulte mucho menos que tú, tengo el mismo derecho a apoyar el codo en el brazo del asiento del metro, y por más que abras el periódico fingiendo que lo lees, no pienso cedértelo, me pertenece a mí porque ya estaba aquí cuando tú te sentaste."

Feliz 8 de marzo a todas, especialmente a las niñas de hoy que serán las mujeres de mañana: Rocío que nació hace dos semanas y Eva*, a la que conoceremos dentro de poco más de un mes.

*Aunque te llames como la costilla de Adán te parecerás más a Lilith, la primera mujer, que lo tenía todo muy claro.