"No hay voz, ni grito, ni llanto en este mundo que pueda ser oído hasta que alguien lo escuche"
29 marzo 2008
Combatiendo el olvido
23 marzo 2008
Operación Martín. SOS.
(Cristalitos, esto es para tí pero es mejor que no lo leas)
No puedes llamarme para pedirme que te ceda los derechos del nombre de mi hijo y luego desecharlo. Sobre todo cuando fui capaz de resistirme al impulso egoísta de negarme (Martín forma parte de mis más profundas raíces sanabresas) y cedértelo más que encantada, emocionada. Pedirme ese favor era el mejor regalo que podías hacerme: la oportunidad de establecer el primer vínculo especial con vuestro niño, al que no puedo evitar querer porque es vuestro.
Despreciar Martín, deja de ser ofensivo y empieza a ser sangrante cuando la otra opción es un nombre, probablemente normal y corriente, puede que incluso bonito, pero por contraste insulso, insípido, aburrido, anodino, soso... Daniel. Parece que las otras opciones Tristán, Hugo, Lucas... indudablemente más dignas, van perdiendo fuerza. Por eso, haciendo uso de mi legítimo derecho de libertad de expresión aprovecho este foro, para pedir el voto no a favor de Martín sino en contra de Daniel. Lejos de querer imponerte el nombre de tu hijo, sólo pretendo evitar la catástrofe. Recuerda antes de maldecirme, que fuiste tú quién me dió vela en este bautizo. De cualquier forma, si el cibermundo está de acuerdo contigo asumiré mi derrota que no será tal, porque Martín será, ya lo es, su alias ladycañero. Si quieres contratacar, llamamos a Cuatro y le pedimos hora a Gabilondo para que nos modere, o te abres un blog ¡tú verás!
Dejando a un lado la visceralidad que se debe imprimir a cualquier campaña electoral que se precie, te diré algo. Llámale como quieras. Todo lo que hemos visto de él es la raya del test de embarazo que resultó ser de pega (ni siquiera una ecografía, ¡qué ya os vale!), pero le imagino con nítidez y puedo predecir que no dejará de sorprendernos gratamente. Sea cuál sea su nombre, para cualquiera resultará evidente que no hay una gota de insulsez, aburrimiento o sosería en su sangre, porque no la hay. Y tendré un vínculo especial con él. Algún día descubrirá a mi ratón debajo de un botón, aunque para ello tenga que conectarse a internet.
Ladycañeros del mundo: La posibilidad más inmediata de hacer que el nombre de mi hijo tenga una entidad biológica es que mi amiga se lo ponga al suyo. Si crees que Martín es el nombre que debe tener un niño genial, vota.
¡Aún estamos a tiempo!