30 abril 2007

Trabubus en Jerez

El fin de semana pasado, Los Delinqüentes se fueron a actuar al Viña Rock y se dejaron a los Trabubus sueltos por Jerez. Cuando llegamos nosotras eran los dueños de la ciudad. Los pobres gatitos no sabían donde meterse...

Los Trabubus venían a casa (aunque no comíamos setas) a hacer todo tipo de fechorías. Con "la Ros" eran especialmente apasionados, la sacaban de la cama y se la llevaban al picadero todas las noches, y con Ariuca especialmente agresivos porque amanecía con los brazos llenos de estigmas y las bragas ocultas en el último rincón de la casa. Algunos trabubus más detallistas nos dejaron una flor de plástico prendida con una pinza en el aluminio de la ventana y dos trajes de flamenca en el armario que, a falta de los habituales retoques en el escote, me venían como un guante. De lo único que me arrepiento es de no haber hecho alguna de esas cosas cotidianas, como sacar dinero en un cajero o esperar el autobús vestida de esa guisa, y limitarme a probármelos en la intimidad de la casa de la Juani, nuestra casera.

Una noche, los Trabubus intentaron quedarse con el dinero de nuestro bote, pero encontraron las botellas que la Juani escondía bajo las faldas de la mesa camilla de la habitación y debieron de cogerse tal moco que se dejaron nuestro monedero caído en el suelo, y a la mañana siguiente, después de mucho buscar, logramos encontrarlo.

Durante el día, los trabubus nos acompañaban a todos sitios. Nos pintaban de rojo a cachitos mientras tomábamos el sol en la playa (bueno a todas menos a Maricruz, como ella ya les conocía la respetaban más), anulaban nuestros pedidos para que nos comiéramos las sobras de las pizzas de otros clientes y ayudaban a los camareros a impresionarnos con sus trucos de magia. Incluso conocimos a un trabubu taxista de metro ochenta y cinco que nos hizo de chófer particular.

Y es que la Frontera que da nombre a Jerez, debe ser la que les separa de Trabubulandia, y se la han dejado abierta.

24 abril 2007

Cuestión de derechos

Para los 150 voluntarios del Congreso Mundial de Sordos, formar parte de eso es una oportunidad única: ¡¡¡miles de personas sordas provenientes de más de 100 países!!!

Hace más de un año que se aprobó el anteproyecto de ley que reconoce el uso de la lengua de signos en España. Esa ley garantizará el derecho de las personas sordas a comunicarse en su lengua natural en cualquier ámbito de la sociedad y probablemente nos cambie la vida a todos los signantes, muy especialmente a los sordos que serán por fín ciudadanos de pleno derecho. Es la reivindicación histórica de la comunidad sorda y desde que entró en el Congreso de los Diputados parece que sólo hay silencio. ¡Hombre, pues es que de eso ya andábamos bien servidos...!

Una idea ha empezado a rondarme la cabeza y es casi una obsesión. El fin de semana pasado lo comentaba con la de Bilbao. ¿Te imaginas que se anuncie la aprobación de la ley durante el Congreso Mundial? Es algo que más que desear, exijo. Quiero estar en el recinto ferial cuando den la noticia y oír el bullicio, un ruido que instantáneamente te pone los pelos de punta. Porque cuando una persona sorda tiene una emoción intensa, lo que sale de su garganta no deja indiferente a nadie. Sus expresiones no están moduladas desde fuera, son lo más cercano a los sonidos del alma en estado puro. No hay risa más auténtica ni llanto más desgarrador. Multiplícalos por mil...

La ley se aprobará definitivamente antes o después. En menos de tres meses tendremos aquí a la comunidad sorda internacional. Sólo espero que nos dejen celebrarlo juntos.

15 abril 2007

Abril: Candy Candy

Yo ya la conocía antes de que unos señores japoneses la dibujaran
con ese traje del Atlético de Madrid. Iba conmigo a clase, y llevaba el traje oficial de las niñas de nuestra época: zapatos con hebilla, calcetines que te marcaban el calado en la pierna pa' los restos, vestido de nido de abeja y rebequita de punto tejida maternalmente a mano.

La primera vez que nos vimos, nos miramos con cara de: ¿pero es que se puede tener el pelo de ese color?. Las dos con el pelo larguísimo, los ojos azules y la piel pálida, pero una no podía ser más rubia ni la otra más morena.

Después tuvo que irse de Madrid y a su vuelta en vacaciones habíamos dejado de ser Zipi y Zape, porque me sacaba dos cabezas. Se propuso que la alcanzara a base de gofres. Cuando tiene un plan es mejor no contrariarla (bueno eso y que habiendo chocolate de por medio yo no iba a decir que no). A pesar del empeño que pusimos, aquello no me hizo crecer pero me volví adicta y me pasé el resto de mi etapa de instituto escapándome a la Vaguada a por mi dosis a la menor ocasión.

Años después volvió para quedarse y al no tener a sus padres cerca no le quedó más remedio que madurar a marchas forzadas. Vamos que era una cría y te preparaba unas paellas de morirte. Tiene un don para el arroz con el que deleita a los amigos siempre que puede. La verdad es que tiene un don para casi todo ¿o es que no has visto el perro que pintó en tu habitación?

Aún no tienes ni dos meses y eres muy pequeña para darte cuenta, pero lo vas a flipar con tu madre. Después de un cuarto de siglo a mí todavía me pasa.

Candy: Enhorabuena por tu niña, felicidades por tus 31 y por los últimos 25 sobre todo... ¡gracias!

¡Nos vemos el jueves!