15 abril 2007

Abril: Candy Candy

Yo ya la conocía antes de que unos señores japoneses la dibujaran
con ese traje del Atlético de Madrid. Iba conmigo a clase, y llevaba el traje oficial de las niñas de nuestra época: zapatos con hebilla, calcetines que te marcaban el calado en la pierna pa' los restos, vestido de nido de abeja y rebequita de punto tejida maternalmente a mano.

La primera vez que nos vimos, nos miramos con cara de: ¿pero es que se puede tener el pelo de ese color?. Las dos con el pelo larguísimo, los ojos azules y la piel pálida, pero una no podía ser más rubia ni la otra más morena.

Después tuvo que irse de Madrid y a su vuelta en vacaciones habíamos dejado de ser Zipi y Zape, porque me sacaba dos cabezas. Se propuso que la alcanzara a base de gofres. Cuando tiene un plan es mejor no contrariarla (bueno eso y que habiendo chocolate de por medio yo no iba a decir que no). A pesar del empeño que pusimos, aquello no me hizo crecer pero me volví adicta y me pasé el resto de mi etapa de instituto escapándome a la Vaguada a por mi dosis a la menor ocasión.

Años después volvió para quedarse y al no tener a sus padres cerca no le quedó más remedio que madurar a marchas forzadas. Vamos que era una cría y te preparaba unas paellas de morirte. Tiene un don para el arroz con el que deleita a los amigos siempre que puede. La verdad es que tiene un don para casi todo ¿o es que no has visto el perro que pintó en tu habitación?

Aún no tienes ni dos meses y eres muy pequeña para darte cuenta, pero lo vas a flipar con tu madre. Después de un cuarto de siglo a mí todavía me pasa.

Candy: Enhorabuena por tu niña, felicidades por tus 31 y por los últimos 25 sobre todo... ¡gracias!

¡Nos vemos el jueves!

3 comentarios:

ariuca dijo...

¡Madre mía, Candy Candy ya con hija y todo! Cuánto tiempo sin verla... Por cierto que lo del color del pelo me recuerda que en JuanporDios dicen que lo de las morenas de ojos azules es un mito... así que pásate un día a que lo comprueben con sus propios ojos

Ladycaña dijo...

Bueno, iré a JuanporDios (córtame bien el pelo) cuando me hayan crecido un poco las raíces para demostrarle que los reflejos castaños son de bote. ¡La niña de la Candy es para comérsela!

Flyingvolandas dijo...

De hecho yo me la comí esta mañana, no espera, fue un plato de arroz con leche. Bueno, qué felicidades por la cría y esperemos que no se haga adicta a los gofres como otras y haya que ingresarla en la clínica Betty Ford!