07 septiembre 2007

"Por San Blas a los yonkis verás"
(El Punto 0)

Qué gran verdad, ésta de mi amigo Niebla. Las únicas cigüeñas que vemos por allí son las del cheque bebé y sin embargo, los consumidores habituales de sustancias ilegales nos visitan tan frecuentemente que se sienten como en casa, hasta el punto de dejarse el hachís en el control de seguridad para que se lo vigilen. Esto nos ha permitido conocer a personajes tan singulares como los que ya hemos bautizado como el Muelas y el Pelao. Media mañana en la sala de espera viendo pasar los números y por fin, cuando sólo quedaban ellos:

- Teníamos cita con el médico.
- Pero... no es aquí. Esto es el Ayuntamiento
- ¡Lo ves, tío! Ya decía yo que vaya centro de salud más raro...

El Muelas, yonki insigne del barrio, intenta desintoxicarse con la ayuda del Pelao, presunto exadicto, quién lejos de vigilar la abstinencia de su pupilo suele ir aún más colocado que él. El Pelao, que cree que se las sabe todas, aprovecha la menor ocasión para sacar a relucir que es funcionario (su cargo en Proyecto Hombre como "tutor" del Muelas se le ha subido a la cabeza) y que conoce muy bien la Administración. Prueba de ello es que acaba en el Ayuntamiento cuando pretende ir al Centro de Salud.

Valga este ejemplo para tener una idea general de lo que acontece por el distrito 20. Si además te toca ponerte en el Punto 0 el espectáculo está garantizado (por eso se lo piden los cordis). Desde allí, tienes un palco de honor para presenciar la llegada a la meta de los que, después de un año y medio cerrando a las cinco, siguen entrando a las 13:59 rindiendo su particular homenaje a "Carros de fuego". Y a continuación, la prueba del detector de metales. "Llaves y móvil encima de la mesa, el bolso por el escáner". Si siguen pitando después de hacer todo esto se oyen confesiones de lo más variadas. Desde las habituales "es la hebilla del cinturón", "llevo botas con puntera de acero por el trabajo" , "el marcapasos"... hasta las insospechadas "Me pita la boca" sobre las que no conviene indagar.

El caso es que consiguen llegar hasta el mostrador de información. Y ahora quién debe someterse a la prueba eres tú. Sin lugar a dudas, los sanblaseros han hecho un pacto secreto por el que están dispuestos a perder la vida antes de llamar a las cosas por su nombre. Hemos conseguido descifrar algunas de sus consignas: "certificado de apareamiento" para el de empadronamiento, los naturales de Zhejiang (China) usan "seltificado de pipí" para lo que suponemos es un "certificado de vivir" y cuando piden "un balón" suelen querer un padrón. "Quiero cambiar el dormitorio" y "vengo a apadrinar a mi marido" son las claves para el cambio de domicilio y para empadronar al cónyuge respectivamente. Para las compulsas: "he traído los originales para que me los cortejen" o "para que me los computen". También hay quienes para no darte trabajo, se traen el número de su casa (el que les dieron ayer en Cajamadrid o el de la carnicería, lo mismo da).

Un hallazgo. ¡Lineamadrileños del mundo! Hemos descubierto por qué hay que repetir tantas veces las instrucciones del empadronamiento. Nuestro error es empezar la explicación con "Tiene usted que rellenar esta hoja". Ahí el ciudadano se bloquea, como bien sabemos no lo confiesa inmediatamente pero no tiene boli. Tú le vas marcando donde debe firmar exhibiendo descaradamente ante sus ojos tu bolígrafo del que no pueden apartar la mirada (es como jugar con comida delante de un hambriento) "Ponga aquí su dirección,... aquí sus datos, firme aquí..." Marcas bien cada "aquí" hasta dejarle un puntito de tinta, a veces una cruz, como con recochineo. Y empiezas a soltar la perorata "...debe traer una factura de luz, agua, gas o teléfono fijo a su nombre..." que ya no puede escuchar porque está hipnotizado con tu Bic al que persigue ansiosamente con ambas manos, como si estuviera cazando una mosca.

Todo es culpa nuestra. Si no fueramos tan cortitas, una palabra mágica pronunciada enérgicamente con acento francés, por ejemplo, "pelotego" (= pelotero), debería bastar para deducir que el señor acaba de adquirir un local y quiere información sobre la licencia necesaria para montar un mar de bolas de ésos donde los niños celebran los cumpleaños. Y como la urbanística está de vacaciones: "Suba al Negociado de Licencias en la primera planta." A esto alguno repite: "Vale. Subo a la primera planta y pregunto por el negociador". Tú aprietas los labios y asientes con la cabeza (sí por favor, por el negociador, que se van a descojonar...)

Pero no hay mayor intriga que cuando un jubilado asegura que, ayer por la tarde, recibió una llamada en su domicilio en la que una voz misteriosa y desconocida le convocaba a presentarse hoy sin falta en el Ayuntamiento para algo que no le dijo lo que era. Esto es más frecuente de lo que imagináis: "Me dijo que tenía que venir a traer algo... ¡No... no, no! Que viniera... a recoger algo..." Con instrucciones tan precisas cabe hacerse cualquier pregunta pero a ti solo se te ocurren dos: ¿habrá firmado la CIA un convenio con el IMSERSO? ¿el teléfono de este señor se autodestruiría después de la llamada?

Teniendo todo esto en cuenta y sabiendo que no hay nadie que se llame así en la oficina, cuando una señora te dice: "Vengo a ver a Jesús", sabes exactamente cómo debes empezar a sondear: "¿se refiere a Nuestro Señor?".

Y esto es sólo el Punto 0. Desde ahí hay que derivar a puesto donde empieza otra aventura.

¡Ay Pelao! El día menos pensao salimos por televisión.


(Continuará...)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajaja, es buenisimo.
Yo pensaba que la gente sólo se hacia un lio y se inventba palabras o les cambiaba el significado a medicamentos, enfermedades, operaciones, partes del cuerpo, etc. Ya veo que los famosos libros que hay en las urgencias de los hospitales se pueden hacer en cualquier sitio en el que se trabaje de cara al público. La verdad es que tenemos trabajos muy divertidoa. Vigila al Pelao y al Muelas que prometen...

Lilith´s mother.

El Cuarto de Invitados dijo...

jajaja

donde esté esto que se quiten las crónicas marcianas.. no hay que olvidar los "que día vengo..el día lunes?","vengo por lo de la ley de independencia", "soy el rey baltasar".. esta recuerdame.y los alterados "cómo va a tener que autorizarme mi hijo si yo soy el dueño de la casa??!!"


muy bueno tú!

QUEREMOS MÁS!!!!

besos

El Cuarto de Invitados dijo...

queria decir: recuerdame que te la cuente..

Anónimo dijo...

QUERIDA APIGA:

Como dirían las señoras de mi pueblo:"Qué dios te conserve la memoria", aunque alli la memoria no tiene tanta importancia como la vista que es lo que dicen más habitualmente..jaja
y digo que te conserve para que no olvides ninguna de las 25 anecdotas que añades a tu disco duro cada día...debes tener un almacén completo a punto de petar. Como sigas así vas a nesecitar a Gus, Gus Man. jajaja
y yo me pregunto, porqué no vas al club de la comedia??? Sólo con las anecdotillas del mundo del silencio, más las de San blas y algunas otras podrías estar en cartelera más tiempo que el Espinete.
En fin, sino te decides por lo menos sigue escribiendo aki pues es mi blog favorito.
Muxus
Mari Jou

Flyingvolandas dijo...

Es un relato maravilloso!. Impagable. Aun estoy doblado de la risa. Has conseguido elevar al "muelas" y al "pelao" a la categoría de iconos nacionales. Necesito saber más,estaría bien que les hiciesen una serie de televisión, Enrique San Francisco podría interpretar a alguno de los dos.
A mí también me maravilla tu capacidad sobrehumana para retener anecdotillas curiosas. Quiero reportes diarios del muelas y el pelao... si siguen vivos, por fa!