Mis Puntos Cardinales IV: La Inteligencia.

Aprovecha que estamos congregados en torno al ordenador para lanzar la pregunta al aire:
"¿Hacia qué lado gira?" y se arma la Marimorena. Gabuto:
"¡A la izquierda!" Sevein:
"¡A la derecha!" El hecho de que no haya acuerdo en la respuesta, ni explicación para contestaciones tan dispares, hace que nos pongamos a gritar como posesos, como si por decirlo más alto fueramos a conseguir que los demás lo vieran igual.
"¡Acaba de girar! Si os fijáis bien lo veréis cuando cambie otra vez." Y ella se mata de risa. Le encanta enfrentarnos a problemas cuyas soluciones conoce, por el simple placer de entretenerse con los razonamientos pueriles de unos pobres mortales. Una mente tan despiadada sólo podía pertenecer a un profesor.
Al igual que la de los dibujos (no olvidéis que la
Pitufina fue una perversa creación de
Gargamel), sufrió una transformación física digna de
Cambio Radical. Aquella niña delgadita y tímida, que fue una de las grandes damnificadas por la estética de los ochenta, junto con ésta que os habla, superó la adolescencia con matrícula de honor. Prescindiendo de la coquetería y superficialidad de su homónima, nuestra amiga ha conquistado a pitufos de las más variadas disciplinas, si bien ha sido
Pitufo Filósofo quién ha conseguido llevarse la gata al agua y nada menos que a hacer windsurf.
Bailes de salón, yoga, masajes, francés, italiano, flamenco... no hay curso que se le resista. Ni deporte: baloncesto, voleibol, senderismo, paddle, squash... Y en cuanto logra juntar tres días libres, ya se ha ido de viaje. Tan fuerte es esta inercia, que cuando se rompe el brazo patinando está a punto de marcharse a
Túnez de baja laboral. Con tanta actividad, su agenda está más apretada que la de un primer ministro, por lo que la probabilidad de pillarla alguna vez en casa es casi inexistente.
El resto de profesores descansa en verano. Pero ella no, que tiene que enseñarme a nadar. Armada de paciencia y de empatía, cada uno de mis pequeños avances responde a su esfuerzo por reconstruir su propio proceso de aprendizaje (por cierto, según
Meteoro lo que hago cuando nado se parece bastante a lo que hacéis los que sabéis, así que enhorabuena de su parte). Hay muchas otras cosas que he aprendido de ella, aunque nunca se haya propuesto enseñármelas, y tienen mucho que ver con
esta canción.
Te regalo unos cuantos números, que te apasionan. Los que nos unen:
10 (años de pasado sentimental en paralelo),
17 (los que nos conocemos),
31 (los que cumples) y el que nos separa:
309 (los pasos que hay que dar desde mi portal hasta el tuyo). Esa distancia que se recorre en poco más de un minuto y medio, es lo que hace que el barrio aún siga siéndolo. Por eso, seguiré llamándote al telefonillo, aunque casi nunca estés. Sé que hay otras cifras que nos separan relacionadas con nóminas, estaturas y cocientes intelectuales, pero ésas me dan igual. Me quedo con todo lo demás que compartimos, que es innumerable.
¡Ah! Y una sorpresa.
Los números de Colorines que andabas buscando, están
aquí.
Que cumplas muchos más... ¡Felicidades!