
Impresionada por la memoria prodigiosa más que por el cumplido (sé que se debe a que voy a volver a dejarme una pasta en su negocio): "No. Voy a picar más alto: Intervención Sociocomunitaria. Grupo A." y acompaño una mentirijilla "Yo tampoco sé qué me ha pasado" seguida de una declaración de intenciones "pero sí sé lo que me va a pasar: voy a aprobar la oposición".
Este post forma parte del plan. Todo el mundo debe saber que estoy estudiando. Una vez hecho público no hay marcha atrás. Esta treta siempre me funciona por un motivo que me enorgullece (odio faltar a mi palabra) y otro que me avergüenza (me importa demasiado lo que piensen los demás). Así estoy vigilada por todos. Se lo dije al bibliotecario: "No me dejéis salir antes de las ocho" y hay días que ya ni siquiera me da cuartelillo cuando entro y me acerco remolona al mostrador buscando conversación. Me rechaza casi sin mirarme: "A estudiaaaar...." y cabecea de lado señalando la escalera que conduce a la sala de lectura, como si estuviera rematando un córner. Resoplo, pero yo me lo he buscado. Igual que la Pitufa que mira la hora antes de cogerme el teléfono y echarme la bronca: "¿Qué haces que no estás estudiando?" .
En realidad, después de haber tonteado con otras oposiciones, tengo que reconocer que mis 69 temas son una bendición. Y encima, mi compañera de batalla, me los suministra con toda la picardía del mundo: primero los de discapacidad (¡Carol, tú si que sabes!).
Septiembre incita a retomar la lista que hicimos a principios de año. A poco más de tres meses para que se venza el plazo, no voy tan mal. Cumplí la amenaza de ganar los Goya, aunque no fuera en exclusiva. A Carolina, le hago menos caso del que se merece, pero me la he llevado de vacaciones. Para el flamenco tengo día y hora y será una realidad en cuanto llegue octubre. Los intentos frustrados de acceder a ventajosas hipotecas, han resultado ser experiencias altamente motivantes para el estudio. Me imagino visitando a la bruja de las mechas con una holgada nómina de funcionaria y despidiéndome de ella, mientras juego con su tarjeta entre mis dedos como hacen los magos con los naipes: "Tengo que estudiar otras ofertas. Me lo pienso y si me interesa ya te llamaré." Son las palabras que hacen que ella se vuelva muy, muy pequeña.
En cuanto a tí, Lord Vermú (molaría que te llamaras Iván "El Iván de Ladycaña") el cuarto propósito reclama toda mi atención. Si estás cerca... ¿podrías darte una vuelta hasta agosto del año que viene?
En cuanto a tí, Lord Vermú (molaría que te llamaras Iván "El Iván de Ladycaña") el cuarto propósito reclama toda mi atención. Si estás cerca... ¿podrías darte una vuelta hasta agosto del año que viene?